DISCRIMINACIÓN Y ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA EN MIGRANTES AYMARAS. Un enfoque de Salud Intercultural.

Oscar OCHOA de la MAZA, Germaín BUSTOS PEREZ y Cynthia RABY RABY

RESUMEN

SUMMARY

DISCRIMINACIÓN Y ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA EN MIGRANTES AYMARAS. Un enfoque de Salud Intercultural.

Este trabajo se divide en dos partes. En la primera se desarrollan algunos conceptos básicos para la comprensión del mundo aymara y sus estrategias de supervivencia, como otros inherentes a los mecanismos de discriminación y a la imposibilidad de abordar esta problemática, esencialmente conflictiva, sin sentirse incluida en ella.

En la segunda parte se recorren a través de ejemplos, algunas culpas generadas desde nuestro sistema cultural que dificultarían el desarrollo funcional de esta etnia de identidad única; entendiendo que, en términos de salud colectiva, la resistencia cultural o el choque se debe a la incompatibilidad ideológica entre dos culturas (una individualista y otra comunitaria) y, por ende, entre dos sistemas de salud.

DISCRIMINATING AND SURVING STRATEGIES IN AYMARA MIGRANTS. An approach to intercultural health.

 

This work is divided in two parts. In the first part some concepts basic for the understanding of the aymara world and their surving strategies are developed, as well as other concepts regarding the mechanisms of discrimination and the impossibility of facing this problems, specially in conflict areas, without feeling included in them.

In the second part by means of examples some guilts generated from our cultural system are reviewed these would make difficult the development in this ethnia of a unic identity, understanding that in terms of public health, the cultural resistance or the shock is due to the ideological incompatibility between the two cultures (one individualistic and the other communitarian) and so between two health systems.

Esta iniciativa básica del Ministerio de Planeamiento y del Ministerio de Salud, con la anuencia del Presidente de la República, es valiosa; porque la aproximación, sin violencia, a un campo desconocido, a un tema que, como proceso social que es, nos obliga a concebirlo como concretamente es: histórico, complejo, fragmentado, conflictivo, dependiente, ambiguo, incierto (de Almeida, 1992). Reparen que, en la sucesión de adjetivos, no figura "biológico" (Es a propósito).

Y si bien, estamos orgullosos de participar en este Primer Seminario Nacional de Salud Intercultural y Políticas Públicas, seguramente muchos de nuestros planteamientos deben estar equivocados, y otros puedan no ser del agrado de algunos; pero, ojalá, promuevan la beneficiosa discusión para la profundización necesaria.

 

Algunos conceptos:

¿Saben lo que quiere decir hereje, en griego? "Yo elijo". Un hereje es un individuo que elige pensar. Herejía quiere decir: piensa por su cuenta y no piensa lo que nosotros mandamos que piense.

Rascovsky, 1987

 

Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre unos nativos negros que degüellan a un misionero blanco y una chusma blanca que lincha a un negro indefenso? Respuesta: Muy poca…, y, para la víctima, ninguna en absoluto. Cualesquiera que sean las razones, las excusas, los motivos, el mecanismo básico de comportamiento es el mismo. Ambos son casos de miembros del grupo propio atacando a miembros del grupo extraño.

Desmond, 1969

En temas interculturales, ¿hasta qué punto podemos ser herejes?

Para evitar el desagradable encuentro con nuestros prejuicios, hagamos que Morris Desmond conteste:

Mantener la objetividad es difícil por nuestro carácter de miembros de algún grupo propio. Algo tan difícil como contemplar conflictos entre grupos sin tomar partido, aún inconscientemente.

Morris, 1969

Bueno, si no nos resulta la estrategia de ver a la realidad como si fuéramos marcianos, sin ser parte de ella, mirando nuestro propio grupo y el extraño sin sentir compromiso por ninguno, podríamos intentar "descentrarnos" y ponernos en el discurso del otro. El lenguaje sirve. Ustedes saben que como uno habla, piensa.

Compartamos un ejercicio mental: Traten de contarse lo que vieron hasta ahora sin usar, por ejemplo, el concepto pasado. Usando solamente las categorías de futuro y no futuro. Suponiendo que lo hayan hecho, tratemos de hacer un esfuerzo más, y volver a hacer el relato que acaban de hacerse, sin usar la palabra yo. En la lengua aymara no existe ni la categoría pasado, ni la palabra yo. Existe el nosotros. Cuesta entender esto. Les tiene que haber costado. Tenemos tan claro el individualismo, que nos parece que si no nos individualizamos en el discurso, no hay nada.

Acerquémonos otro poquito. ¿Pueden pensar una sociedad sin los diez mandamientos?

La cultura aymara tiene 10.000 años. Es anterior a la nuestra judío–cristiana. Por lo tanto, no ven nada malo en que la sociedad sea más importante que el individuo. En eso se parecen a los primeros griegos. O sea, no se diferencian de la naturaleza. Los griegos no encontraban nada en ellos, que los diferenciara. Se sentían parte de ese equilibrio.

¿Qué trajo el cristianismo? Trajo la idea de individuo. Los aymaras no conceptualizan el mundo diferente a los primeros griegos. Formar parte de la unidad no genera en ellos ningún conflicto. No entienden por qué deberían ser mejores o distintos a la naturaleza, a la totalidad. El cristianismo interpuso la conciencia, el acto individual, y el conflicto que todavía no logramos resolver (y estamos tratando de "compartir" con los pueblos indígenas): ¿Cómo ser un buen ciudadano y al mismo tiempo un buen cristiano? Contradicción que nos viene peleando desde hace mucho tiempo y que nosotros, "generosamente", estamos tratando que los indígenas se comprometan con ella.

Como nos toca referir del pueblo aymara, comencemos diciendo que el nombre aymara fue introducido por Polo Ondegardo en 1559, refiriéndose a la lengua; mas, por extensión, se siguió utilizando como sinónimo del pueblo qolla.

La porción chilena del pueblo aymara cuenta con una población de 35.000 personas, de las cuales 20.000 estarían en la ciudad y el resto permanecería en el ámbito rural (González, en Gavilán, 1996).

La cultura aymara tiene un largo recorrido histórico, fluctuando siempre en el interjuego de dominación y sometimiento; sin embargo, no han sufrido hasta hoy un cambio o pérdida de identidad tan importante como la ocurrida en su migración a la ciudad.

Algunos autores (González y Gavilán, 1990) concluyen que los aymaras chilenos ya no tendrían una etnia tan única, a partir de indicadores que nosotros suponemos muestran estrategias de sobrevivenvia más que de "desintegración". A saber:

En apoyo de estrategias de supervivencia, no olvidemos que los estados e imperios no deberán ser vistos como mantenedores, mucho menos como generadores de etnicidad, sino más casualmente como manipuladores e incluso como reprimidores de ella (Berenguer, 1993).

Si nosotros comparamos culturas, la primera gran diferencia cuando nos referimos a una u otra cultura, se hace entre cosmovisión y cosmología. Lo primero como forma de vivir en el mundo. Lo segundo como una ciencia que estudia el universo. De esta forma existe una distinción entre la cosmología occidental (que es la peculiaridad de ver al mundo como objeto desmontable y estudiable) versus la cultura andina (que capta el mundo como algo viviente, y su conocimiento sólo se alcanza a través de la acción; es decir, saber vivir a plenitud el proceso de ordenamiento y reordenamiento del mundo).

El mundo andino tiene características humanas, también puede enfermarse, por lo que hay que actuar de acuerdo a un equilibrio. Por el contrario, el occidental tiene a este mundo como un objeto de estudio y para ello debe descomponerlo, por eso lo destruye o por lo menos, le hace perder su equilibrio.

La idea tiene que ver con la educación, en donde dos culturas se encuentran y se desencuentran. Para el pueblo aymara, por ejemplo, las desventajas de que los niños asistan a la escuela son principalmente

De esta forma, la visión andina de la educación pública es "opresora": el aymara es el eterno educado y el blanco el educador. Por lo tanto, siguiendo este concepto, la cultura aymara rechaza el sistema de educación público por sus objetivos pedagógicos y programas, por suprimir su idioma, tecnología y cosmovisión autóctona, y por sus efectos de desindianización intencional.

En la familia aymara se destacan valores como

La traducción literal de "Q`ara" es "falto de algo, pelado", y designa a aquellos de otras culturas que tienen costumbres diferentes. "Q'ara Kiptata" son los blancos mestizos; es decir, los andinos que se comportan como blancos o citadinos.

Es que, en esta balanza de ganar y perder, aparecen conflictos interculturales que no favorecen una educación completa, sea esta dominante o autóctona, sino una mala mezcla de ambas que provocan en el "alumno" una mayor confusión potenciada por la etapa en que se encuentra.

No obstante, la educación citadina cobrar importancia dentro de la familia aymara como forma de salvación económica a largo plazo. Conjugando la presión que existe entre los parientes citadinos que intentan atraer a los del altiplano, con el trabajo como forma de intercambio cultural y mejores alternativas de mercado; entre otros factores como problemas religiosos, de salud o cumplimiento del servicio militar (Grebe, 1986).

Quizá el mayor desafío valórico que tenemos entre manos, pueda sintetizarse en dar respuesta a la relación entre "identidad y pluralismo".

 

En el ámbito de salud, chocar dos culturas para el caso que nos ocupa, es chocar dos sistemas de salud, con normas y definiciones diferentes. A modo de ejemplo, referido a la población del altiplano y urbano–marginal, un 75% están a favor del sistema de salud aymara. En términos de cobertura tienen una mayor que nosotros.

Entre paréntesis, de nuestro lado, nos falta todavía discernir entre "el sistema de salud" y el "sistema de servicio de salud". Es sabido que los mercados poseen un "factor dinamizante" en la rentabilidad y acumulación de riquezas y un "elemento de incidencias" o aplicación que deberá producir un satisfactor, el cual, en definitiva, es el elemento activador de las transacciones de mercado".

Esto tiene dos problema:

"El comprador es muy frecuentemente una persona largamente condicionada en su capacidad de decisión, pues la búsqueda del satisfactor debe hacerla a la sombra del temor a la muerte o desde sus vivencias de sufrimiento".

Saforcada, 1992

El segundo problema es ético, pero que a la vez de naturaleza técnica:

Un modelo de mercado "patógeno" nos presenta la supervivencia de que todo mercado se centra precisamente en la expansión de la interacción de factores dinamizantes, elementos de aplicación y consumidores de satisfactores. Así prescinden de los sanos – inexistencia de acciones de protección y prevención de la salud – y comienza a expandir la enfermedad dado que esta es el único elemento de aplicación del factor dinamizante de la rentabilidad de las corporaciones que operan en este campo, el cual se transforma así en un verdadero modelo de mercado de la enfermedad.

Saforcada, 1992

 

Quizá por nuestras dificultades se explique la poca comprensión de un sistema paralelo que, a diferencia del nuestro, se basa en un mercado de salud, problemática que podríamos sintetizar así:

 

Modelo individual vs modelo comunitario.

Modelo económico vs modelo cultural.

Modelo mercantilista vs modelo de trueque.

Modelo urbano vs modelo rural.

Modelo económico capitalista vs modelo agrario.

 

Cuando nos topamos con un sistema, en realidad nos complementamos. Podemos asombrar a los aymaras con anteojos y prótesis dentales, pero ya en otros temas de salud, son mejores que nosotros.

Por ejemplo, ellos dicen:

"No hay enfermedades del cuerpo, todas las enfermedades son del espíritu".

No sabemos cuánto tendrá que pasar para que lo comprendamos los occidentales. Para que entendamos que la salud–enfermedad, se juega en el campo social y no biológico. Que es en el campo social donde ganamos, perdemos, y recuperamos la salud. Mientras no lo entendamos así, seguiremos gastando y teniendo pocas ganas de trabajar en esto; porque ustedes saben que los fracasos cotidianos derrumban cualquier omnipotencia. La lista de fracasos es bastante larga: el alcoholismo, la Violencia Intrafamiliar disfraza de depresiones que no se curan, las adicciones, el embarazo adolescente como problema nuestro (no es problema para el pueblo aymara), las enfermedades de transmisión sexual, el contagio por HIV, etc. (el "etc." es para no deprimirlos).

Todavía seguimos repitiendo una tontería de la OMS, tomado de algo que creemos dijo Sigerist, allá por 1920 ó 1930, de que la salud es "el equilibrio bio–psico–social...". No sé con qué parte mejor hemos venido hoy a este encuentro (o, en mi caso, no estoy hoy lo suficientemente psicótico para diferenciarla). Un amigo, que está presente, cree reconocer con certeza su mejor parte, según lo que haya consumido ese día. Sin embargo, dejamos pasar esta otra definición más nueva de este médico genial, que dice que

Salud implica algo positivo, que es una actitud gozosa ante la vida, y una aceptación alegre de la responsabilidad.

Esta la dejamos pasar y seguimos repitiendo la otra. Probando una vez más nuestra calidad de especialistas en la enfermedad. De salud no sabemos o sabemos my poco; pero, de enfermedades sí. A nuestro sistema de salud le cuesta comprometerse con la generación de gente sana, en lugar de perseguir enfermos. Las tasas de morbilidad también se bajan aumentando los sano. Algo novedoso para nosotros; porque en Salud no nos dejan hacer prevención. De buena fe, no nos lo permiten. Si queremos hacer algo en este sentido, alguien nos va a decir ( con buena voluntad, bueno, quizá un poco ingenuamente) que no desperdiciemos los recursos (siempre pocos), que nos centremos en los "grupos de riesgo". Entonces, en lugar de fomentar los factores protectores que producirían estilos de vida saludables, salimos a tratar de controlar los factores de riesgo de cosas que no entendemos, con la consecuencia, en el mejor de los casos, de reducir un poco la enfermedad.

Sintetizando, la dificultad principal que tenemos es no haber abordado el problema de la integración y participación con una mirada que posibilite el encuentro entre dos mundos diametralmente opuestos, sistemas y culturas en contraposición social, económica, religiosa.

Paso posterior al ejercicio la tolerancia, que nos define como diferentes; pero, no contrarios ni enemigos. Tolerancia que presupone respetar la salud–enfermedad en su contexto. Por ejemplo: Seguimos desconociendo el parto aymara domiciliario. Obligando a las futuras mamás aymara al parto institucionalizado. ¿Sabían que cuando nace una guagua, la placenta se entierra en el lugar del nacimiento? Cuando un aymara quiere decir que es de un lugar determinado afirma algo más o menos así: "Nací en tal lugar y mi placenta está enterrada allí". ¿Ustedes saben qué hacemos los occidentales con las placentas? Resultado, las embarazas aymara se esconden de nuestros paramédicos. Dejemos el tema en el ámbito de derechos humanos nomás: ¿Es aceptable que una mujer chilena (para nosotros), con 10.000 años de cultura, tenga que esconderse de nuestro "sistema de salud" (encima "de salud") para tener un hijo?

Termino con algo que me pasó días, en Arica. Recibí en la consulta un profesor (de fisonomía aymara) de un pueblo del altiplano (aproximadamente 200 Km. de Arica). Venía con lo que los psicoanalistas occidentales llamamos "neurosis de angustia". Los psicólogos no hacemos magia (o al menos no deberíamos), mi oferta de tratamiento era tener que verlo algunas veces, ver a su señora, lo que complicaba su situación. Si bajaba uno a la ciudad el otro debía permanecer en la escuela. Sentí en ese momento que su demanda tenía diferentes ofertas de tratamiento en Arica. Opté por explicarle que, para ayudarlo, necesitaba verlo unas veces, y también a su señora. Mas, si salía de este edificio y cruzaba al de enfrente, había una psiquiatra que le diría que lo suyo era un "trastorno generalizado de ansiedad" o sufría de "crisis de pánico" (según acentuara el síntoma o las crisis) y le recetaría acaso benzodiasepinas y alguna otra cosa o insistiría en que se relajara; y si caminaba dos cuadras más, en una residencial estaba atendiendo un yatiri (en aymara quiere decir: "el que sabe"), que posiblemente sostendría que "había perdido el primer espíritu" y lo curaría de una vez. Que podía elegir, desde su contexto. Que los tres, podíamos quitarle la molestia.

Asumo que, al salir de mi consulta, se fue a ver al yatiri. Mas nunca volvió. Ni lo volví a cruzar. Lo cual lamento, por no haber podido confirmar la exactitud del diagnóstico (una deformación profesional que reconozco, quizá por haber enseñado tantos años el ramo de Psicopatología).

Han sido ustedes muy amables.

 

Santiago, 1999

 

 

 

Bibliografía

BERENGUER, José: Gorros, identidad e interacción en el desierto chileno antes y después del colapso de Tiwanaku, en Identidad y prestigio en los Andes, Museo Chileno de Arte Precolombino, Fundación Familia Larraín–Echenique, Fundación Andes, Santiago de Chile, 1993.

De ALMEIDA Filho, Noamar: Hacia una Etnoepidemiología (Esbozo de un nuevo paradigma epidemiológico), Rev. de la Escuela de Salud Pública, V. III, N° 1, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1992.

GAVILÁN, Viviana y H. GONZÁLEZ: Cultura e Identidad étnica entre los aymaras chilenos. Revista Chungará, 24 y 25. Pp. 145–157

GAVILÁN, Viviana: Mujeres y hombres en Isluga y Cariquima: Una aproximación a las relaciones de género entre los aymaras del norte de Chile. Facultad latinoamericana de ciencias sociales, programa antropología, Quito, 1996.

GAZMURI, Mariela y Ana TORRES: Otros significativos en la formación de la autoestima en adolescentes aymaras: Estudio exploratorio. Memoria para optar al título de psicólogo. Universidad de Tarapacá, Arica, 1998.

GREBE, M.: (1986). Migración, Identidad y Cultura aymara: Puntos de vista del actor. Revista Chungará, 16 y 17. Pp. 205–223

GRILLO, E. Cosmovisión andina y Cosmología occidental moderna. Fotocopia Universidad de Tarapacá, Arica, Chile.

MORRIS, Desmond: El zoo humano, Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1984.

RASCOVSKY, Arnaldo: Conversaciones con Rascovsky, vol.1, Dobledia Editorial, Buenos Aires, 1987.

 


Ponencia al PRIMER SEMINARIO NACIONAL DE SALUD INTERCULTURAL Y POLÍTICAS PÚBLICAS, Santiago de Chile, 21-22 de octubre de 1999.

PUBLICADO en SEMINARIO DE SALUD INTERCULTURAL Y POLÍTICAS PÚBLICAS, MIDEPLAN, MINSAL, Santiago de Chile, 2000, pp.13-23

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